El “orgullo” no nació como fiesta sino como afirmación de dignidad frente a la violencia y la invisibilidad. Detrás de cada bandera hay historias de búsqueda, miedo y valentía. La logoterapia —corriente humanista fundada por Viktor Frankl— parte de la premisa de que todo ser humanx puede descubrir sentido aun en medio del sufrimiento. ¿Cómo dialoga esta filosofía con los procesos de autodescubrimiento y expresión de la identidad de género y la orientación sexual?

Orgullo y lucha interna: cuando la autenticidad se pone a prueba

En lo cotidiano, muchas personas LGBTQ+ se ven presionadas por expectativas familiares, discursos religiosos excluyentes y políticas que cuestionan su derecho a existir. Esa tensión propicia la culpa y la vergüenza, y alimenta la práctica de llevar una “doble vida”: mostrarse de un modo en el trabajo, de otro con la familia y de otro con amistades; una fragmentación que agota y erosiona la salud mental. Con el tiempo es fácil que surja un vacío de sentido: la identidad parece depender de la aprobación ajena, y el aplauso, lejos de llenar, profundiza ese hueco interior.

La propuesta logoterapéutica: sentido como brújula

Para Frankl, siempre podemos elegir nuestra postura ante lo que sucede. Aplicado a la diversidad sexual y de género, el sentido se descubre por tres vías. La vía creativa se activa cuando transformamos nuestra autenticidad en algo que aporte valor, como impulsar proyectos inclusivos, producir arte drag o generar contenido educativo. La vía vivencial florece cuando nos abrimos a experiencias que celebran quiénes somos —una relación sana, un baile voguing, una comunidad segura— y reconocemos que merecemos plenitud. La vía actitudinal aparece al decidir cómo responderemos a la adversidad: mantener serenidad frente a la transfobia, convertir la hostilidad en activismo o simplemente salvaguardar nuestra dignidad y la de otrxs.

Obstáculos existenciales y modos de trabajarlos

Los procesos internos suelen tropezar con la culpa y la vergüenza aprendidas, la desesperanza que se instala tras repetidas discriminaciones y la soledad que surge cuando sentimos que nuestro relato no cabe en ninguna narrativa dominante. En logoterapia se dialoga con la culpa mediante preguntas socráticas que desmontan creencias heredadas; se combate la desesperanza proyectando un futuro cargado de sentido y desglosando pasos alcanzables; y se cura la soledad a través de encuentros genuinos, ya sea en grupos terapéuticos o en círculos de apoyo donde las experiencias se comparten sin juicio.

Ejercicios prácticos de logoterapia inclusiva

Para aterrizar estos principios, resulta útil escribir dos “Cartas de autenticidad”: una desde tu yo infantil que anhela expresarse libremente y otra desde tu yo presente, comprometiéndose a acompañar ese anhelo. Un “Inventario de valores no negociables” ayuda a clarificar los límites que protegen tu sentido, mientras que adoptar “micro-actos de visibilidad” —usar tu pronombre, vestir una prenda simbólica, compartir tu historia— fortalece la autoestima desde adentro, más allá de la reacción externa.

El papel de la comunidad y las alianzas

La comunidad LGBTQ+ demuestra que la búsqueda de sentido no es viaje en solitario. El apoyo horizontal legitima experiencias y ofrece modelos de esperanza; la “familia elegida” devuelve el sentimiento de pertenencia; y el acompañamiento profesional informado en diversidad provee un refugio ético donde procesar traumas y entrelazar espiritualidad o filosofía personal con la propia identidad.

Ser yo mismx no solo tiene sentido: es fuente de sentido. Cuando convertimos la autenticidad en decisión cotidiana, la vida deja de ser una defensa permanente y se transforma en una obra creativa que testimonia esperanza. Quizá valga la pena preguntarnos, mientras caminamos este sendero: ¿qué aspectos de mi identidad aún guardo en silencio y qué me impide expresarlos? ¿Cómo puedo transformar mis vivencias dolorosas en una misión que beneficie a otrxs? ¿Qué gesto pequeño —hoy— reiterará mi compromiso con vivir desde la verdad de quien soy? Al responder, descubrimos que el orgullo rebasa la marcha anual; se encarna en cada instante en que elegimos existir con dignidad, amor y propósito.

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